Sé que esto es muy serio. Lo estoy experimentando en mis propias carnes. No queráis saber cómo está mi cuerpo ahora mismo ni los dolores que soporto a diario y que me hacen tener tentaciones de tirar la toalla y mandarlo todo a tomar por…, como dicen en Andalucía, «por allí por donde amargan los pepinos». Pero necesito, si me lo permitís, y deberíais permitíroslo vosotras de vez en cuando porque es una buena terapia, tomármelo con un poco de humor; porque reconozco que hoy, a fuerza de vivir cosas extravagantes y situaciones límite, no he tenido más que reírme con mi cuñada. ¿Nuestra palabra de los últimos meses? «Impresionante».
No sé si os he contado, (os he contado tantas cosas), que tengo una infección horrible en el ojo que me ha generado un orzuelo que, a su vez ha mutado en celulitis, y que me está dando dolores increíbles y una hinchazón en el párpado que parece que me he peleado con todo mi pueblo a puñetazo limpio. Después de ir el miércoles a la Clínica Universitaria de Navarra, esta mañana he ido a recabar la opinión de otro médico que, por supuesto, me ha mandado de nuevo al hospital ya que él no podía arriesgarse a recetarme antibióticos, porque estoy recién salida de la operación y con una quimio muy potente a mis espaldas. Así que, de nuevo a urgencias, donde querían que esperase en una sala llena de gente y donde avisé de que con las defensas bajo mínimos no podía estar. Así que nos han pasado a otra sala y, en el camino, nos hemos cruzado con un pequeño y su padre… Os diré que rezo para que ese niño no tenga traumas durante toda su vida después de verme.
El caso es que nos han toqueteado de nuevo el párpado hinchado, con lo que mi viaje a las galaxias ha sido sideral. No es que haya visto las estrellas, es que ha cabalgado sobre ellas. Al final, me han recetado unas pomadas para tratar de que la hinchazón vaya bajando, a ver si por fin dan con algo que, al menos, me quite estos dolores que son como espadas ardiendo que me clavaran en los ojos…, y que la infección vaya remitiendo. Por supuesto, la frase que más hemos pronunciado todos durante este periplo ha sido: «esto es impresionante».
No me digáis que no suena todo a película o a serie. Una de… miedo. O de comedia, que ya no sabe una cómo tomarse estas cosas. Porque los dolores son insufribles y la sensación de no avanzar te hunde poco a poco. Eso sí os digo: saldré de esta, y de todas las que haga falta. Dicen que quien ríe el último, ríe mejor. Y no voy a permitir que la última risotada en todo esto la dé esta maldita enfermedad.