SOMOS VALIENTES

Amor, silencio

…ya os conté ayer que vino a visitarme Juan Pablo, el capellán del hospital, y que estuvimos dando un paseo y hablando mucho. No sé si han sido sus plegarias o las oraciones de mi amiga Carmen, que está de vacaciones en Sanlúcar de Barrameda y me mandó un mensaje, acompañado de unas fotos, en el que me decía que había ido a la iglesia del Cristo del Silencio, donde va todos los años, para rezar por mí. Allí le había pedido un par de pulseras al guarda que este, después, había pasado por los pies del Cristo. Con la foto, me daba a elegir una para quedarse ella con la otra. Son las dos pulseras que veis en las fotos, abajo.

Reconozco que fue una elección difícil, pero al final me decidí por la pulsera con la palabra «Silencio». ¿Qué haríamos sin amor? Pero elegí «silencio» porque, a menudo, el silencio habla más alto de lo que pensamos. Sólo hay que saber escuchar y estar atentos. Las palabras se las lleva el viento, los silencios flotan sobre él y nos rodean, nos pueden abrazar, acariciar, mecer… A veces también pueden dar miedo, o hacer daño, pero sabemos que, tarde o temprano, pasan.

Esta mañana he regresado de nuevo al hospital, junto con mi cuñada, y parece que mi ojo está un poco mejor. Mi cuerpo sigue sin tener defensas para combatir la infección, pero sé que me iré recuperando poco a poco y, al final, terminará curándose. Dicen que puede estar provocado un poco por el estrés, así que buscaré la calma necesaria dentro de ese silencio del que os hablaba. El amor que os tengo a todos los que me acompañáis cada día, empujándome para que crea que voy a salir de esta, también me ayudará a conseguir esa tranquilidad que necesito.

 

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