SOMOS VALIENTES

Be water

Que nuestras vidas son los ríos lo decía Jorge Manrique. Que los ríos son los que nos dan vida a nosotros y a nuestra naturaleza lo digo yo y cualquiera que viva cerca de un caudal de agua.

Cuando vas por la carretera y ves espacios inmensos, secos, y divisas a lo lejos una línea de árboles o matorrales verdes que rompen el paisaje árido, sabes que por allí circula un riachuelo.

Creo que lo he dicho alguna vez aquí en el blog, pero no me importa repetirlo: ¿cuántas veces no nos hemos quedado extasiados contemplando una corriente de agua, oyendo el sonido cristalino de su fluir entre las rocas, jugueteando con ellas, entrechocándose y saltando en su descenso hacia el destino?

Probablemente recordáis ese anuncio donde se veía a Bruce Lee diciendo la frase «be water, my friend» (supongo que todo el mundo sabe su significado: «se (como el) agua, amigo»). El agua es adaptable, es limpia, es pura, y no se detiene ante los obstáculos. Puede ir más lenta en algunos tramos o parecer que se detiene en otros, pero incluso cuando parece estar detenida, en algún punto, se está filtrando para seguir su camino…, y hasta en esa circunstancia está contribuyendo a la vida de alrededor.

Por eso el bueno de Bruce, aparte de darle palizas a Chuck Norris o dejarse pegar por Brad Pitt… (ahora estáis pensando dónde es eso, ¿verdad? Bueno, os dejaré con la intriga para que lo busquéis), nos aconsejaba que nos fijáramos en el agua, que fuéramos agua. Sabemos que nacemos en un punto determinado y vamos hacia un destino; en el camino vamos a encontrarnos momentos en los que avancemos rápido, sin apenas obstáculos; en otros nos sentiremos estancadas, como sin fuerzas, con la sensación de no estar moviéndonos del sitio, como cuando nos ataca una enfermedad que no esperábamos… Incluso ahí, si no perdemos la esperanza, estaremos siendo necesarias y provechosas para nosotras mismas y para los demás, aunque no lo parezca. El tiempo enseña muchas cosas si estamos atentas y lo escuchamos.

Tal vez sea por esto por lo que me atraen tanto los ríos. Por eso me siento viva y feliz y en paz cuando meto mis pies tan machacados por la quimio en una corriente. No es sólo que el frío me alivie los dolores, es que tengo la sensación de que el río me enseña a seguir adelante, me anima a ello, a pesar de las piedras que hay en el camino. Como ese cangrejo de las fotos, que se dejaba llevar por la corriente sabiendo que por ella avanzaría sorteando los obstáculos. «Be water, my friend»…, o «be cangrejo»…, pero no permitas nunca que una piedra, por más grande que parezca, te detenga. Siempre hay una forma de rodearla, de pasarla por debajo, de saltarla… Es cuestión de paciencia, y en tu interior, siempre, tienes, tendrás, la respuesta.

…y por si os lo estáis preguntando, no. El cangrejo no acabó en la cazuela. Siguió su camino después de acariciarme suavemente los pies unos instantes. Como decían en la peli «Parque Jurásico»,  «la naturaleza busca su camino».

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