SOMOS VALIENTES

Cuestas

Se nos acaba enero y su interminable cuesta, y no sé si lo que sigue será más llano o habrá que continuar subiendo, pero es lo que tenemos.

Reconozco que he pasado poco por aquí, que os he tenido algo abandonadas (sólo por el blog; os aseguro que os llevo siempre en mis pensamientos), pero enero ha sido un mes de mucho trabajo, de muchos cambios, de arrancar proyectos o sembrar las semillas de otros… En el fondo eso es la vida: un ir sembrando para el futuro y recogiendo lo del pasado en el presente. No hay más. ¡¡Y es tanto!!

La semana pasada comencé a escribir una entrada titulada «Caprichos», porque quería hablaros de que, de vez en cuando, también tenemos que concedernos una tregua. Que no todo va a ser remangarnos y pelear. Que hay que  darle «al cuerpo alegría, Macarena» que decía aquella canción, para que el cuerpo esté contento con nosotras. No me refiero al desmelene adolescente, sino a pequeños placeres de esos que a veces nos apetecen: una onza de chocolate, un pastel, un paseo al sol sin más meta que simplemente el dejarnos acariciar por la luz y el calor del día… Pequeñas cosas que nos carguen las pilas para volver al tajo con más fuerza.

Porque todo lo demás es trabajo, trabajo, trabajo. Coger el toro por los cuernos y empeñarnos en que no nos venza. Hoy he leído una frase que me ha gustado: «Dios da sus peores batallas a sus mejores guerreros», porque la vida no nos va a poner nunca delante nada contra lo que no seamos capaces de luchar. Y si solas no podemos, o sentimos que las fuerzas nos abandonan, siempre va a haber alguien cerca en quien podamos apoyarnos, al menos para coger impulso y seguir por nosotras mismas.

Somos más fuertes de lo que creemos y de lo que, a veces, nuestro propio cerebro quiere que pensemos. Recordad que nuestra fuerza no es física, es mental. Sólo tenemos que creer en nosotras mismas; lo demás es simplemente eso: trabajo.

No desfallezcáis nunca. La meta sólo se muestra a los que continuaron en el camino a pesar de todo y contra todo pronóstico. ¡¡Y qué alegría da cuando cortan esa cinta delante tuya!!

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