Todavía estoy con la resaca de ayer.
Por la tarde, para celebrarlo, mi primo Vicente decidió llevarme a un lugar «para soñar», me dijo: a la naturaleza. También se unieron a soñar mi amiga Rosana y su marido, Carlos. Así que nos fuimos los cuatro a un lugar maravilloso, por la zona de Cameros, tierra de contrastes, que parece especialmente creada para aventureros: desde montañeros haciendo escalada con los que nos cruzamos, hasta los que, como nosotros, buscan recodos de paz. Ya sabéis lo que pienso de la naturaleza: si la sirves, ella te servirá a ti.
Por la noche, tras la maravillosa excursión, me escribieron mis amigas Lola y Laura para venir a verme. No las había visto desde que me operaron. La sorpresa ha sido que, hoy, con ellas, venían todas mis amigas de Villalobar, a las que no esperaba. Me han traído regalitos y pude ver que todas llevaban las pulseras de «Valiente» que diseñé para venderlas y ayudar a personas con cáncer de alguna manera. Al verlas he vuelto a comprobar que, de verdad, todas estaban conmigo en cada instante de estos meses.
También recibí ayer muchos mensajes de personas que estabais en el hospital y oísteis la campana. Espero que os ayudase a daros un poquito, al menos, de esperanza, porque de eso se trata.
Os confieso que con este blog he encontrado una manera de aliviar mis penas y compartirlas con toda la gente que se ha preocupado por mí, porque me consta que ha sido mucha. También me habéis dicho muchas que os hacía compañía con mis entradas, aunque no era muy consciente de que tanto. Pues bienvenido sea; estamos aquí para ayudarnos unas a otras. Las que estáis empezando, las que ya estáis a medio camino, las que habéis terminado… Ya sabéis uno de los lemas con el que abrí esta ventana: «vamos a hacernos compañía». Y si os puedo ayudar en alguna cosa haremos lo que podamos.
Antes de acabar esta entrada, quiero que me permitáis volver a darle las gracias a mis visitas de hoy: gracias, gracias, gracias… Ese ventilador de mano que me habéis regalado me ha dado la vida; con este calor que hace y el sujetador especial que tengo que llevar al menos mes y medio más (no sé si tendrá superpoderes o algo, pero me da que Wonder Woman no lleva uno de estos, casi seguro. De todas formas probaré a concentrarme mucho a ver si puedo mover algo en casa sólo con el pensamiento… ¿Os imagináis?), un poco de fresco es una bendición. Por supuesto, la medallita de la Virgen de Fátima ya me la he colgado y me acompañará toda la vida.
Me da que este blog ha venido para quedarse, ¿no?
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