Todas las entradas de este blog son sobre mí, mis experiencias, mis pensamientos, mis rutinas, mis dolores, mis alegrías…, para intentar acompañar o ayudar, en lo que pueda, aunque sea sólo con la compañía, a quienes están pasando por lo mismo que yo. Esta también lo será, pero querría impeler a más gente.
Llevo unas semanas tratando con seguros, con médicos (bueno, con médicos llevo ya casi un año), administraciones, servicios varios… y me estoy encontrando con la descorazonadora realidad de los robots: esa gente que llega al trabajo, ficha, gestiona, y se va; como autómatas. Da igual si trabajan con cebollas, tuercas, vacas, uvas o personas. Está claro que todos tenemos que ponernos en el lugar de todos para intentar tratarnos de la mejor manera posible y que este mundo sea un lugar algo menos oscuro y frío. Pero quienes trabajan, trabajáis, trabajamos, de cara al público, hemos de intentar tratar a los demás, simplemente, como nos gustaría que nos tratasen a nosotros.
Ayer, mi amigo Juanma escribió en Tuiter: «Si no tienes vocación de médico, por más que hayas estudiado medicina, no ejerzas, por favor. Porque estás tratando con personas enfermas y con problemas, no con estadísticas ni números.» Y perfectamente podría aplicarse a todas las profesiones y las circunstancias.
Seamos, todos, un poco empáticos: la persona que tenemos enfrente tiene sus propios problemas, sus sufrimientos, sus días malos… Pero, por favor, más aún, la gente que trabaja, que trabajáis, que trabajamos, de cara al público… Tratemos con seres humanos, no con estadísticas o cuentas de resultados. Nunca sabemos cuándo nos tocará estar al otro lado, pero sí sabemos cómo nos gustaría que nos tratasen. Pongámoslo en práctica.
