SOMOS VALIENTES

Hay días que…

…que no te apetece nada. Días en que piensas que todo está mal, que nada es como habíamos soñado, que la vida se está cebando con nosotras, que no nos merecemos lo que nos está pasando… Hay días así. Muchos…

Ayer estuve mal, con escalofríos, sin ganas de comer, pensando que no puedo tomar el sol, con lo bien que nos llevamos Lorenzo y yo, viendo a la gente yendo a la piscina por mi ventana… Sí, chicas, no todo es bonito o fashion. Hay días en los que las nubes ocultan el sol y se hace complicado ver los brillos de las cosas que nos rodean. Alguien me dijo hace algunas semanas que tengo que atesorar los días buenos en la memoria para,  durante los días malos,  poder recordar que siempre hay un sol brillante detrás de las nubes de tormenta y un cuenco dorado debajo de la capa de polvo gris.

Por la noche tampoco estaba bien y apenas he podido dormir. No siempre vamos a estar bien con esta lotería que nos ha tocado, pero lo importante es saber que siempre hay días que contrarrestarán a estos, y esos siempre tendrán más valor que los otros. Ayer por la tarde me llamó mi prima para proponerme hacer una ruta por la naturaleza a lo que yo contesté que dependería de cómo me levantase hoy.

Y esta mañana me levanté sin apenas haber dormido, con  infección de oído, con el ganglio hinchado pillándome también el ojo… y me llamó mi prima. Decidí que en la naturaleza me siento bien y ella me proponía una ruta por zonas de hayas y riachuelos, umbrías… Ahora me alegro de haber aceptado.

Hemos visitado la ermita de Tricio, espectacular; hemos andado rodeadas de vacas y algún que otro toro, unos nueve kilómetros y hemos parado a tomarnos unos pinchos de tortilla y un melocotón junto al río. Luego hemos acabado tomando café en la cafetería del monasterio de San Millán de la Cogolla. Una mañana redonda.

Probablemente os estaréis preguntando por qué pongo esta entrada en la sección de alimentación, y tal vez sea porque, aparte de alimentar el cuerpo, es muy importante alimentar el alma. Y a mí la naturaleza, el contacto con ella, me ayuda a mantener el ánimo elevado. Es obvio que no todas somos iguales ni nos llenan las mismas cosas, pero está claro que es importantísimo coger eso que nos reconcilia con la vida y vivirlo, porque es lo que nos va a mantener en la lucha; lo que nos va a fortalecer para los momentos complicados. A mí me ha servido. Vosotras buscad vuestros propios asideros y agarraos fuerte. En los momentos no tan buenos, recordadlos; pensad que tenéis que luchar para volver a ellos y disfrutarlos plenamente cuanto antes.

Ojalá os sirva de algo esto que os cuento. Recordad que después de la tormenta siempre brilla el sol. Os dejo algunas fotos para que veáis los sitios espectaculares de los que he disfrutado con mi prima y su amiga Pilar, a las que agradezco el paseo, el día y todos los buenos momentos.

Buenas noches a todas.

 

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