SOMOS VALIENTES

La naturaleza. El agua. La vida

Dicen que de la abundancia del corazón habla la boca. A la naturaleza no le hace falta hablarnos para demostrar que su corazón está repleto de pureza, belleza, paz, armonía…

Os contaba que hoy tenía un plan especial, pero no ha sido especial; ha sido espectacular. A veces, cuando nos encontramos con baches, con momentos complicados…, es bueno volver el rostro a la naturaleza, al lugar de donde venimos, y escucharla. Después de un invierno donde la nieve lo cubre todo y el paisaje parece triste y mortecino, siempre llega la primavera, con su explosión de colores, de sonidos, de vida… Incluso debajo de la nieve fría sabemos que hay, latente, siempre, una nueva primavera.

El cuerpo se siente bien rodeado de árboles, arroyos, aguas cristalinas que se deslizan por lechos de rocas de colores… Somos más de un sesenta por ciento de agua, por eso nos relaja el sólo hecho de contemplarla y nuestra atención se queda flotando en el sonido cristalino de un arroyo corriendo suave, atravesando el bosque. Y sólo meter los pies en ese agua que corre nos llena de energía, nos conecta con nuestro interior y con lo que nos rodea, con la naturaleza que se nos ofrece, desbordante.

Nuestro cuerpo necesita del agua para vivir y qué bien nos vendría poder disponer del agua limpia de un manantial. Ya sabemos que una buena hidratación regula nuestra temperatura corporal, mejora nuestro sistema inmunológico, limpia nuestro organismo de bacterias y toxinas…; encima, las aguas manantiales suelen ser ricas en hierro, magnesio, calcio y sulfato. En la foto que tenéis aquí al lado, por ejemplo, el color rojo de las piedras es óxido de hierro.

Qué razón hay en la frase «el agua es vida». Siempre, a su alrededor, se desborda.

Os dejo algunas fotos de mi excursión de hoy. Sed felices. Mirad la naturaleza, disfrutadla y aprended de ella.

 

 

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