SOMOS VALIENTES

La extraña del espejo

Cuando empiezas la quimio, una de las primeras cosas que te dicen es que te vayas cortando el pelo porque el tratamiento es tan intrusivo que hasta el cabello va haciendo mutis por el foro sin despedirse siquiera. Y puede ser que vayan pasando las sesiones y veas que el tuyo sigue fuerte y en su sitio, ignorando las advertencias de las doctoras… Pero nada más lejos de la realidad. Llega un momento en que notas que cada vez hay más pelo en el cepillo, en la toalla o en la almohada y la realidad te golpea de repente, por la espalda.

Ya sabéis cómo era mi melena quienes me conocéis. A los quince o veinte días de empezar el tratamiento ya se me empezaba a caer a manojos, así que, como una vale tanto como la gente que le quiere, unas amigas decidieron cortarme el pelo a la mitad para que fuese haciéndome a la idea poco a poco. (Iré colgando fotos; ahora mismo sólo quería contaros el proceso).

El 23 de marzo fue el día en que decidí raparme, del todo. ¿Recuerdo el día? Por supuesto. ¿Queréis que os sea sincera? Ha sido duro, mucho. Toda mi vida he tenido el pelo largo, cuidado… De repente todo eso se va. Te miras al espejo y no te reconoces; no entiendes quién es esa persona que te observa con extrañeza desde el otro lado. Es una sensación rara a la que no te acostumbras.

Tal vez sea parte de otra lección que nos quiere dar la vida. Siempre decimos eso de que la belleza está en el interior, pero en el fondo no terminamos de creerlo…, y estas circunstancias nos lo recuerdan. Es verdad que te ves y piensas que no eres tú, pero nos equivocamos: es en esos momentos cuando somos más nosotras que nunca. Porque ya no hay cáscara, nos ha desaparecido, y lo que se ve es lo que realmente hay. ¿De qué sirve un Ferrari con un motor de coche de juguete? Es una carcasa bonita pero no sirve de nada, salvo para mirarla.

Aunque se nos olvide más a menudo de lo que debería, es lo que hay detrás de nuestra mirada lo que realmente somos. Lo que llevamos en el corazón, lo que nos mueve cada día… Lo de fuera se puede estropear, pero si descuidamos lo de dentro dará igual cuán hermosas nos veamos. La última canción de los Beatles dice que «el amor que das es igual al amor que recibes»; si todo el amor que das es para ti misma, ¿qué amor esperas recibir?

Cuando os miréis en el espejo y no os reconozcáis, tratad de miraros a los ojos, a lo más profundo de ellos, y sonreíd. Ahí estaréis, siempre. Recordadlo.

Oye, y que no es tan malo no tener que preocuparse del peinado… Tened buen comienzo de semana.

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