SOMOS VALIENTES

Lo justo

Hay una frase que todos usamos mucho, sobre todo cuando nos toca una mala racha o le toca a alguien cercano a quien estimamos: no es justo.

Está claro que la usamos para dar a entender que alguien no merece algo que le esté pasando, sobre todo malo. Pero se nos olvida que las cosas que nos ocurren no son justas o injustas; simplemente son cosas que nos pasan. ¿Podrían haberle tocado a otra persona en lugar de a nosotros? Tal vez, pero también podría ser esa persona quien pensara que es injusto que le tocase y que ojalá le hubiese tocado a otro.

La vida no se trata de justicia o injusticia; se trata de jugar las cartas que nos han tocado de la mejor manera posible. ¿Nos han tocado unas cartas horribles? Pues tratemos de lanzarle un órdago para tratar de ganarle. No hay más. Y eso es tanto…

Porque también podemos tirar las cartas al suelo, cruzarnos de brazos y decir que no jugamos más. Es una opción, pero ¿cómo sabremos entonces quién gana la partida? ¿Y qué pasa si, con una mano horrorosa de cartas, somos capaces de ganar el juego?

Está claro que es complicado ver algo bueno cuando sentimos que el cuerpo se nos va ajando, que las fuerzas nos abandonan, que nuestra vitalidad se va apagando poco a poco… Pero no somos sólo un trozo de carne, somos mucho más. Somos nuestra capacidad de amar a los que nos rodean, nuestras ganas de luchar, nuestra forma de sonreír, nuestra manera de pensar en el que tenemos al lado, nuestras palabras, nuestros pensamientos, nuestras miradas, nuestras caricias, nuestros silencios… Somos más lo que llevamos en el corazón que lo que el tiempo va desgastando.

Está claro que hay enfermedades crueles, síntomas que se ceban con muchas personas, momentos aciagos que se presentan sin avisar y te pillan desprevenida… Son nuestras cartas. No es un castigo, ni es una maldición, ni tenemos la culpa de que nos haya tocado. Simplemente es eso: nuestra partida. No pensemos que es injusto, porque podrían replicarnos que tampoco eran justos los momentos buenos que hemos vivido. Simplemente tenemos que mirar bien las cartas y decidir jugar la mano lo mejor que podamos. ¿Quién sabe qué podemos salir ganando, o qué podemos hacer ganar a quienes nos rodean? La vida es una partida de mus que se juega con otros compañeros: hagamos que nuestra jugada sea la mejor que seamos capaces, para nosotras y para los demás. Intentemos ganar todos, aunque a veces pueda dolernos a unos más que a otros.

0
TU CARRITO
  • El carrito está vacío