SOMOS VALIENTES

Mensajes

El lema de este blog lo conocéis desde el principio: «vamos a hacernos compañía». A veces es lo único que podemos hacer unos por otros: estar.

Siempre he pensado que una persona de pie en medio del desierto, por mucho que luche, si viene una muchedumbre a chocar contra ella, terminará en el suelo; sin embargo, si a esa persona le pones a otra al lado, con los brazos entrecruzados y, a esa, otra a su lado, y otra más, y otra, y otra, y otra… harán una cadena que soportará en pie muchas más embestidas, manteniéndose unidas. Dicen que una cadena se rompe siempre por el eslabón más débil, pero se trata de proteger a ese eslabón con todos los brazos que hagan falta.

Recibo muchos mensajes cada día de algunas personas que me cuentan que este blog les hace compañía, les ayuda, les mantiene en guardia… Otros son de historias más duras, más tristes, más desgarradoras, y no tengo respuestas mágicas que puedan solucionarlas. Ojalá. Hay gente que se apoya en su fe, otros en su familia, en sus amigos, en su fuerza de voluntad, en sus ansias de seguir adelante, en sus proyectos de futuro… No hay una explicación lógica que nos diga por qué les toca a unos y no a otros. Niños, ancianos, pobres, gente sin nada… Está claro que, al final, una de las pocas cosas que nos iguala a todos es la enfermedad, y lo que nos diferencia es la forma de afrontarla.

Y duele, claro que duele, cuando le toca a alguien que queremos, sobre todo si es mayor o, más aún, si es un niño. ¿Qué mal ha podido hacer un crío para merecer una enfermedad? Sólo tengo unas pocas cosas claras en la vida, y una de ellas es que nadie es culpable de enfermarse; no es un castigo que nos ha tocado, ni algo que nos merezcamos. Simplemente está ahí. Lo único que nos va a quedar, al final, es la seguridad de haber luchado todo lo posible si nos ha tocado a nosotros, de haber intentado hacer mejores a los demás a través de nuestra enfermedad, de haber sabido, o intentado al menos, ayudar mientras nos ayudaban. Si la enfermedad es de alguien cercano, nuestra misión es ser ese eslabón fuerte que ayude al débil; dar amor, cariño, esperanza, tranquilidad aunque nosotros no la tengamos…

Un enfermo, y esto os lo digo en primera persona, necesita gente luminosa alrededor; porque cuando llegan los días oscuros sabe que, si mira hacia el lado, habrá alguien con una luz encendida, tratando de guiarle. Sed eso: luz. Habrá momentos muy duros, seguro, pero que los que cuidéis de enfermos os mostréis fuertes cuando estéis con ellos. En privado, luego, podéis blasfemar en arameo, llorar, hundiros, dar puñetazos a las paredes… Pero tenemos la obligación, todos, de ser la luz de alguien, porque si tratamos de serlo, cuando estemos nosotros en la oscuridad, tendremos la certeza de que siempre habrá alguien con un poquito de claridad para nosotros.

Yo, que soy creyente, rezaré por todas, por todos y cada uno de vuestros mensajes, por todas y cada una de las personas enfermas que cuidáis… A quienes no creáis, os envío toda mi energía, pero intentad siempre, por lo que más queráis, ser luz y calor para quienes tengáis enfermos cerca. No aumentemos su tormenta con nuestros nubarrones; no lo merecen, ni lo necesitan. Intentad ser lo más luminosos que podáis, por todos aquellos a quienes queréis.

0
TU CARRITO
  • El carrito está vacío