SOMOS VALIENTES

Mensajes

En estos momentos en los que sólo hay malas noticias, charlatanes agoreros, tergiversadores profesionales, profetas de catástrofes siderales… vienen bien los mensajes de apoyo.

Cuando te toca sufrir según qué enfermedades o situaciones complicadas, empiezas a darte cuenta de qué es lo importante y qué lo superficial. Distingues los mensajes sinceros de los «por compromiso». Aprendes a qué es lo importante que debes mantener en tu vida y lo superfluo de lo que debes deshacerte. Porque, seamos claros, sólo tenemos esta vida que nos ha tocado y no podemos perder el tiempo en detenernos con los perros que ladran a los lados del camino.

Por eso se agradecen tanto los mensajes de ánimo, los mensajes sinceros de apoyo aunque sea de lejos, los «te quiero» que salen desde el fondo del corazón… A veces pueden llegar a ser ese puntito de luz que te ayuda a salir de los momentos oscuros; los que te sirven para alzar la mirada al frente cuando lo que quieres es agachar la cabeza y mirar al suelo porque te parece que se resquebraja bajo tus pies.

También hay días en los que no apetece leer mensajes, es cierto. Y la gente que te quiere lo comprenderá, pero seguirán ahí a pesar de que nosotras podamos no estar durante algún tiempo porque de igual modo saben que, a veces, también necesitamos del silencio, de estar con nosotras mismas para masticar nuestra enfermedad y todos los cambios que nos provoca tanto a nivel físico como mental. Pero los mensajes, los buenos mensajes, nos golpean el corazón, nos animan, nos dan energías nuevas, nos remueven como cuando a una vieja batería le enchufas una batería cargada…

Gracias por esos mensajes. Gracias por ser esa lucecita en la oscuridad. Gracias, de verdad.

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