Hoy, este es mi desayuno y mi comida. No es la primera vez que me pasa; es la segunda, para ser más exactos.
A veces parece que todos los errores se ponen de acuerdo para tocarte a ti. Esta mañana me he levantado, como todos los martes, para ir a hacerme la analítica para mañana poder darme la quimioterapia. Como soy una persona previsora, ya había dejado cogida la cita la semana pasada pero, ¡oh casualidades de la vida! resulta que hoy, cuando he llegado al ambulatorio, no me la podían hacer… ¡¡¡porque era fiesta!!! Aquí y en todos los ambulatorios. Claro, porque la enfermedad, durante las fiestas, se va. Eso sí, te dan la cita la semana pasada aún sabiendo que hoy no te iban a atender. Te dicen que te vayas a urgencias, da igual si puedes ir o no, te encuentres bien o no, tengas cómo ir o no…
A la administración no le importas nada. Para ellos sólo somos un número que, de vez en cuando, les molesta; sobre todo en los días de fiesta.
Ya sabéis que me cuido muchísimo, pero después de bajar a Logroño y salir de urgencias he entrado en un bar a tomarme un café, y dispuesta a comerme un bocadillo o un dulce…, pero no lo he hecho. Gracias a Dios tengo mucha fuerza de voluntad y he pensado: «Isabel, si a ellos no les importas, a ti sí te importas». Porque quiero seguir cuidándome y que acabe esta pesadilla lo antes posible. Porque hoy he entendido a toda esa gente que decide mandarlo todo a paseo; porque no te lo ponen fácil.
Da mucha pena cuando ves que todos vamos a lo nuestro y que a veces nos importa más el qué dirán que lo que realmente sintamos. Vivo en una ciudad donde hay mucha gente más pendiente de las vidas ajenas que de la propia; pero yo he decidido que tengo bastante con lo mío como para andar husmeando en lo que hacen o dejan de hacer los demás.
Tenemos que aprender a cuidarnos por nosotras mismas, para que cuando lleguen estos días en los que pareces no importarle a nadie, seamos capaces de seguir adelante, aunque sea más despacio. Pero nunca detenernos. Hay un largo camino hasta el final, y queremos llegar ahí, por más impedimentos que nos pongan. Por nosotras.
