Decía el gran mago Pepe Carroll «mueve tus pies que el cuerpo te seguirá». A menudo se nos olvida que son ellos quienes nos sostienen y nos llevan de un lado a otro…, los pies, no los magos..
Ya os he contado que la quimioterapia ha afectado bastante a mis pies, pero como no estoy dispuesta a que me afecte más de lo estrictamente necesario, casi desde el principio empecé a buscar algún tratamiento natural que me ayudase a mantenerlos mínimamente bien. He descubierto que me ayuda bastante una mezcla de aceite de magnesio y vaselina.
El magnesio es un elemento importante para el cuerpo, y por la piel es como mejor se absorbe. Es recomendable usarlo después de la ducha, cuando la piel está limpia y la absorción puede ser mayor. El masaje promueve la circulación de la sangre y maximiza su absorción, especialmente en el área donde te lo aplicas. Está recomendado, entre otras muchísimas cosas, para el dolor y la inflamación. Por otro lado, la vaselina crea una barrera hidrofóbica, ralentizando la pérdida de hidratación de la piel; además, también forma una capa que protege de la entrada de microorganismos y otras partículas, algo muy útil frente a las infecciones.
Así que, cuando salgo a caminar, me pongo esta mezcla en los pies, las plantillas de silicona que veis en la foto, y luego los calcetines para que no me haga daño en las uñas. De momento no os voy a decir que tenga los pies de Emma Watson, que parecen ser, a ojos de los entendidos, de los más bonitos del mundo (y sí, sé que ahora vais a buscarlos en internet; os estoy viendo), pero que no se descuide mucho porque estoy dispuesta a competirle el trono.
Ya os iré contando más cositas poco a poco. De momento está bien por hoy.
Disfrutad del domingo.
