SOMOS VALIENTES

Pintar

Existe un relato de J.R.R. Tolkien titulado «Hoja de Niggle» en el que un pobre hombre corriente, sin ningún tipo de don o característica especial, pasa gran parte del tiempo en el que sus vecinos no van a pedirle favores que él hace a regañadientes, pintando un gran lienzo. Un lienzo en el que va creciendo un bosque, montañas, un paisaje…, pero en el que vuelca toda su atención para dibujar las hojas de los árboles. Infinidad de hojas, todas ellas únicas, con su brillo y su característica individual, sus colores, sus formas…: su gran obra.

Cuando Niggle tiene que hacer un viaje repentino, el viaje, ha de dejar su gran lienzo inacabado. En un momento dado, Unas Voces parecen juzgarle. Una de ellas comenta que nunca hizo nada por los demás de buena gana, siempre a regañadientes; otra Voz defiende que nunca esperó ninguna recompensa por sus favores y que, efectivamente, siempre los hacía protestando, pero jamás dejó ninguno sin hacer, a pesar de que le apartaban de su gran obra.

Tras algunas deliberaciones, deciden aceptar a Niggle en aquel lugar, y él construye un hogar, junto con su viejo vecino, por el que aboga ante Las Voces mientras le juzgaban a él. Juntos construyen una casa, un hogar, adornan el paisaje con nuevos árboles y flores que atraen a pájaros y animales que viven felices allí… Hasta que llega el momento en el que Niggle tiene que irse en dirección a Las Montañas y deja a su vecino en la casa, esperando a su esposa.

Al final del relato descubrimos que el lugar donde Niggle y el señor Parish, su vecino, han estado trabajando y recuperándose, es el cuadro del primero. Y es el lugar al que Las Voces envían a todos los que llegan nuevos a aquel sitio y han de esperar para recuperarse, sanar o empezar su viaje real hacia su destino, porque es el mejor sitio posible para todo ello. «La comarca de Niggle y el jardín de Parish».

Eso es nuestra vida: nuestra propia pintura. El cuadro que dejaremos, con nuestros fallos y nuestros aciertos; con las cosas que sabemos hacer y las que vamos aprendiendo… Habrá gente que no lo entienda y otras que no lo apreciarán, pero es nuestro trabajo, nuestro lienzo. Y hemos de tratar de dejarlo lo mejor terminado posible en esas partes en las que somos únicas, y aunque sea abocetado en los rincones en los que no llega nuestra capacidad. Pero lo importante es trabajar siempre en ese cuadro, sin olvidarnos de ayudar a quienes puedan necesitarnos, porque tal vez también eso sea parte de nuestro paisaje.

Nos preguntamos muchas veces por qué estamos en este mundo; pues Tolkien y Niggle nos dan la respuesta: para tratar de que nuestro lienzo sea lo más hermoso posible, sin obsesionarnos, pero sin abandonarlo. Porque no sabemos a quién puede ayudar el paisaje que pintemos…, ni sabremos cómo puede ayudarnos a nosotras mismas el tratar de pintar el lienzo más bello que podamos.

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