SOMOS VALIENTES

Reyes

Ahora que poco a poco van quedando atrás las luces de la Navidad y que los Reyes andan volviendo a Oriente después de finalizar su trabajo de todos los años, es un buen momento, acurrucada al amor de la estufa en el silencio tranquilo de la noche, de recordar y echar un poco la vista atrás, pero muy poco. Lo justo para ver en perspectiva y hacernos una idea de dónde estamos.

…porque hace justo un año, un día de Reyes, me dio por palparme el pecho y allí estaban esos dos malditos bultos que me han traído hasta aquí. ¿Por qué hablo de alejarse y de perspectivas? Porque es una de las cosas que he aprendido durante este tiempo en el que he luchado contra esta maldita enfermedad: que los paisajes se contemplan mejor desde la cima de la montaña, pero el camino hasta ella puede ser complicado, difícil, duro y, en ocasiones, incluso parecer imposible…, pero siempre hay un camino, por más cubierto de matojos que pueda estar.

Este año me ha enseñado que primero tenemos que querernos a nosotras mismas para después querer bien a los demás, que cada una tiene que elegir sus batallas y cómo lucharlas sin importar el ruido de alrededor, que somos más fuertes de lo que pensamos y que, cuando estamos a punto de desfallecer, siempre hay alguien dispuesto a sujetarnos para no dejarnos caer… Que hay que aprender a rodearse de personas que nos aporten y comprender a las que abandonan el barco en el camino, porque cada cual vibra en una onda determinada y tal vez esas personas no lo hacían en la nuestra: todos libramos batallas, así que hay que saber comprender, o tratarlo al menos, a todo el mundo.

En fin, ahora estamos aquí, en este punto del camino, en este tramo de la batalla, avanzando, a veces rápido, a veces despacio, otras deteniéndonos un poco para recuperar fuerzas o recalibrar la ruta…, pero al fin y al cabo, aquí. Somos lo que somos y andamos descubriéndonos a cada paso, mejorándonos, puliéndonos… aprendiendo, en definitiva. Pero estamos dispuestas a seguir avanzando, aunque cueste a veces.

Ese fue mi regalo de Reyes el año pasado: esta oportunidad de conocerme, conocer a gente maravillosa, conocer a quienes tenía alrededor… El regalo de este año ha sido, y será, la oportunidad de seguir luchando, ir paso a paso por este sendero, a veces tortuoso pero que, otras veces, te muestra unos paisajes maravillosos de luz y color. Sólo hay que estar atentas.

Por eso, ahora que poco a poco van quedando atrás las luces de la Navidad y que los Reyes andan volviendo a Oriente después de finalizar su trabajo de todos los años, quiero desearos que el mejor día del año que se ha ido sea sólo el peor de este; que el año que viene, por estas fechas, podáis seguir mirando vuestra vida con un poquito más de luz y de felicidad, y que avancéis, como sea, sin desfallecer, por más cuesta arriba que parezca el camino. Nos encontraremos, es mi último deseo para todas vosotras, en la cima de esta montaña, contemplando el paisaje precioso de nuestras vidas, habiendo dejado atrás todas las nubes y las tormentas.

¡¡Feliz 2024!!

0
TU CARRITO
  • El carrito está vacío