SOMOS VALIENTES

Stop

«…in the name of love, before you break my heart», («detente, en nombre del amor, antes de que me rompas el corazón») dice una canción de The Supremes. Vale, no nos vamos a poner ni extremistas ni románticas, pero en el fondo tiene un poco de razón: hay que saber parar un poco antes de estirar tanto el chicle que termine por romperse.

Nos hemos acostumbrado a vivir con rapidez, inmediatamente, sin apenas disfrutar lo que estamos haciendo. Queremos las cosas ya, a ser posible para ayer. Las series que nos las den completas, ¿qué es eso de tener que esperar una semana cada capítulo? Mandamos un mensaje de Wahtsapp y exigimos una contestación al segundo; «es que sé que lo ha visto ya, está el check azul. Que me conteste…» Tenemos las agendas cargadas de planes, eventos, trabajos, cosas pendientes, obligaciones… Es como si nos diera miedo a estar paradas, en silencio, con nosotras mismas, y llenamos el día de mil y una cosas, una tras otra, para no detenernos, para no pensar…

Se nos olvida que todo tiene sus ritmos. Las estaciones llegan cuando tienen que llegar, no antes ni después; y no vemos a los osos saliendo de su hibernación en pleno diciembre para ver si así llega antes la primavera.

Dominamos perfectamente la teoría, «el estrés no es bueno para la salud», pero no la practicamos. Tenemos que hacer más, y más, y más… Pero el cuerpo tiene unos límites, y si no paramos nosotras, en algún momento es él quien nos obligue a parar, y tal vez sea cuando ya el estropicio sea tan grande que apenas tenga remedio, o sea un arreglo costosísimo. No voy a decir que las enfermedades nos las provocamos nosotras, pero que tal vez ayudemos a que se presenten antes o con más virulencia no es algo que descartar.

Tampoco estoy hablando de tomarnos un año sabático que, oye, quien pueda permitírselo, perfecto, pero no es eso. Se trata de tener cada día un rato de tranquilidad, de sosiego, de paz. Un rato donde nada sea urgente, donde estemos con nosotras mismas, haciendo algo que nos relaje, que nos guste, que no nos obligue a llevar un ritmo que no marquemos nosotras. ¿Por qué tanto miedo al silencio, a mirarnos por dentro a ver qué anda mal en nosotras mismas, qué podemos mejorar, qué debemos desechar, qué nos sobra, qué nos falta…? y buscar las respuestas.

Hay que parar de vez en cuando. Poner nosotras el ritmo y no seguir el que nos marca esta sociedad superflua. Para nadar en aguas turbulentas hay que parar a descansar de vez en cuando en las rocas para que la corriente y nuestro propio cansancio no nos lleven al fondo. Hagamos lo mismo con nuestro tiempo, con nuestra vida.

@viviendolavidaya

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